Introducción
El problema de las adicciones en nuestro país es muy complejo, y genera
sensaciones y emociones diversas, como preocupación, rechazo y temor, entre
otras; además, tiene severas consecuencias sociales. Para solucionarlo, se han
llevado a cabo múltiples esfuerzos que destacan el trabajo que el individuo,
la familia y la comunidad pueden realizar para reducir los factores de riesgo
que intervienen en el consumo de drogas y promover los factores de protección
para prevenirlo.
Este articulo nos hablara como repercute el abuso de sustancias ilícitas
al cerebro. Iniciando con una breve introducción sobre como se ha ido
transformando la comprensión de las adicciones y el la imagen del adicto en
estas ultimas décadas. Para tener una comprensión mas efectiva sobre el tema,
se menciona de manera general la
estructura anatomo-funcional del cerebro y como afecta el abuso de estas
sustancias en especifico a cada parte de este órgano. Se abordara el problema
de las adicciones como una enfermedad en donde citaremos las complicaciones
biológicas, físicas y sociales que
conllevan a la persona adicta, factores
que predisponen la enfermedad y el grupos mas vulnerable a adquirirla.
Abordaremos las consecuencias familiares sociales y conductuales causadas por la enfermedad y por ultimo hablaremos sobre la estrategia para dar frente a este problema, la prevención.
Hasta hace
unas décadas la drogadicción se consideraba un problema moral y de falta de
voluntad. Hoy se reconoce como una enfermedad y se sabe cómo tratarla.
Las adicciones en los años
30´se consideraban como problema moral y no de salud, donde se optaba por el
castigo y se etiquetaba negativa mente a los adictos, a raíz de importantes
descubrimientos sobre el tema en la ultima década del siglo pasado se ha
ido transformando la comprensión de las
adicciones y la imagen del adicto, la Dra. Nora Volkow directora del Instituto
Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos (NIDA por sus siglas en inglés) en un estudio
observó en imágenes cerebrales de un paciente adicto a las drogas la influencia
de la sustancias en diversas zonas del cerebro y encontró la causa física de la
dependencia de sustancias como la cocaína y los opioides, esto resolvía el
porque de la dependencia de los adictos
a estas sustancias y que realmente estos pacientes necesitaban de un
tratamiento. Señala la Dra. María Elena Medina Mora directora del Instituto
Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRF) que esto fue un
indicio importante donde los adictos tenían todas las características de una
enfermedad donde hoy en día se
consideran las adicciones como una enfermedad del cerebro. (1)
El cerebro puede dividirse
en términos de función y de vías neurológicas en dos partes: el cerebro
primitivo y el cerebro racional. esta división puede ayudarnos a comprender
mejor la dinámica de la neuroquímica en el proceso de la adicción.
El Cerebro Racional: Esta zona del cerebro es la correspondiente a la
corteza cerebral y en ella se asientan las funciones superiores intelectuales y
abstractas. Es la llamada materia gris y su función es la del análisis racional
de los hechos y de la información que llega a través de los sentidos.
El Cerebro Primitivo: Se le llama así al cerebro bajo que incluye el área
de funciones vitales, las zonas mediadoras de las emociones y estados de ánimo,
la generación de instintos de supervivencia y regulación corporal, aquí se
encuentran las vías dopaminérgicas y de endorfinas tales como el sistema de
recompensa cerebral.
Sistema de Recompensa Cerebral: Este sistema es el encargado de mediar
en las repuestas de condicionamiento a los estímulos, produciendo recompensas
bioquímicas a las repuestas adecuadas, para manejar constructivamente los
estímulos. Esta compuesto por zonas mesolímbicas y mesocorticales. Las áreas
del cerebro que conforman el sistema de recompensa cerebral son: El área
ventral tegmental, el Núcleo accumbens, La corteza pre frontal y el hipotálamo
Lateral. Estos núcleos cerebrales están interconectados entre sí en un circuito
llamado circuito Reforzador límbico-motor que esta relacionado con funciones de
motivación (el límbico) y locomotoras (el motor).
Neurotransmisores: Son sustancias químicas naturales que existen dentro
del cerebro y que son responsables de las actividades cerebrales, entre otras:
la motivación, las emociones y los instintos. Estas sustancias naturales son
las que median en el estado de ánimo provocando euforia o desgano, de acuerdo a
una sucesión compleja de estímulos, condicionamientos y aprendizajes, cuyo
objetivo es el de responder constructivamente a los estímulos del medio
ambiente.
Los neurotransmisores mas
importantes involucrados en la respuesta adictiva son: (A) Dopamina es predominante en las áreas del sistema de recompensa
mesolímbico el cual media las repuestas de euforia y estimulación en el
cerebro, (B) Las Endorfinas se
producen en las áreas mesolímbica y mesocorticales, y median las respuestas a
los estímulos dolorosos, la regulación de la temperatura y la ingestión de agua
y alimentos. (C) El Acido Gamma Amino
Butírico (GABA) se encuentra en la amígdala, el bulbo olfatorio, el
telencéfalo ventral y el globo pálido también se ha implicado en la respuesta
adictiva. (2)
El cerebro tiene
miles de millones de células nerviosas (neuronas). Las neuronas son los
ladrillos con los que está construido el cerebro y su propiedad más
desarrollada es recibir, procesar y transmitir información mediante la
emisión de impulsos bio-eléctricos a cientos de otras neuronas.
Esta aparentemente
enmarañada red de neuronas se organiza en la corteza cerebral, a nivel
microscópico, en varias capas cada
una con unas entradas (aferencias) y salidas (eferencias) diferentes,
conectando con partes específicas del sistema nervioso.
El cerebro tiene
dos hemisferios (mitades), unidos por varios puentes, el mayor es el cuerpo
calloso con millones de fibras nerviosas que comunican ambos lados. Cada
hemisferio cerebral tiene unos territorios definidos como lóbulos cerebrales,
delimitados por grandes surcos (Cisuras). Estos lóbulos son : el frontal, parietal,
temporal y occipital. Hay una diferenciación y complementariedad de funciones
entre cada uno de ellos. A modo esquemático se puede decir que lóbulo
Frontal es el encargado de decidir la conducta motora apropiada en cada
caso. Cuando vemos una objeto que nuestro cerebro identifica como peligrosa una
serpiente, la decisión de salir corriendo o quedarnos quietos se efectúa a
nivel del lóbulo frontal, interviniendo el sistema de detección de peligros
(sistema límbico) cargando de fuerza y emoción a nuestro accionar.
El lóbulo
frontal esta muy desarrollado en el ser humano albergando importantes tareas no motoras como la
planificación de la conducta , el control de nuestras emociones, el
razonamiento y juicio que son funciones complejas. Las áreas responsables de
estas habilidades están por delante de las consagradas a la función motora
(áreas premotoras y prefrontales).
Para actuar
necesitamos información de nuestro entorno y de nuestro propio cuerpo.. El lóbulo
parietal esta involucrado en el mapa de “donde actuar” integrando la
información sensorial interoceptiva (músculos, articulaciones, tendones) y
exteroceptiva (del exterior). Se le atribuyen básicamente funciones sensitivas, asociativas, así como de reconocimiento del
espacio.
El lóbulo
occipital se encarga básicamente de la visión, elabora la información
visual aunque esta trasciende a los lóbulos parietales y temporales.
El lóbulo
temporal es el asiento de los últimos peldaños de procesamiento auditivo,
así como el lugar donde, en su cara medial, asientan importantes estructuras
de la memoria (hipocampo), y del sistema emotivo inconsciente (sistema
límbico).
Pero los dos
hemisferios cerebrales no hacen lo mismo. En los seres humanos se reconoce una
lateralización de funciones. Es decir que la evolución se ha encargado de
sacar mayor partido mediante una división del trabajo entre las dos mitades
del cerebro (hemisferios cerebrales). Así para el lenguaje el hemisferio que
contribuye en su producción y comprensión es habitualmente el hemisferio
izquierdo. La mayor parte de la población es diestra, lo que significa que su
mano más hábil es la derecha, y el lado izquierdo del cerebro es el que
domina dicha mano y la mayoría de aspectos del lenguaje.
Así como el
desarrollo de la división de trabajo en la humanidad consiguió enriquecer las
artes y la ciencia hasta niveles desconocidos anteriormente este reparto de
funciones entre el lado derecho e izquierdo del cerebro habría posibilitado el
desarrollo de nuestras más refinadas habilidades intelectuales. Pero el
cerebro pese a dividirse el trabajo entre diversas regiones y hemisferios
funciona como una unidad, logrando en tiempo real una acción coordinada y
precisa.
Por debajo del
manto cortical (córtex cerebral) está la sustancia blanca cerebral por
donde cruzan los haces o manojos de fibras nerviosas, cada una con un rumbo y
tipo de información diferente. Debajo de esta sustancia blanca se localizan
los núcleos grises profundos (ganglios basales) que intervienen en
múltiples funciones, especialmente en
la conducta motora.
El diencéfalo
está, entre y por debajo de los dos hemisferios, formado por el Tálamo y
el Hipotálamo. El Tálamo es la estructura que sirve de estación de
procesamiento de información sensitiva, motora, e interviene en el nivel de
atención y alerta. El hipotálamo, siguiendo hacia abajo, tiene un rol central
en la integración y regulación de las funciones autonómica y hormonal. Las
relaciones del diencéfalo hacia arriba con los hemisferios cerebrales y hacia
abajo con el tronco del encéfalo lo convierten en la gran puerta de entrada al
cerebro.
El
troncoencéfalo es asiento de importantes funciones vegetativas que mediante
automatismos bien conservados en el curso evolutivo, consiguen reajustar
nuestro organismo a las diferentes situaciones. Estos automatismos nos permiten
seguir respirando mientras dormimos, o despertarnos preparándonos para la
acción cuando un ruido intenso e inesperado rompe el descanso nocturno.
Finalizamos
nuestro recorrido con el cerebelo que ocupa su posición por detrás y
debajo del cerebro. Conectado con el tronco cerebral, y a través de este con
el cerebro y la médula espinal se encarga fundamentalmente de la coordinación
motora, determinando el ritmo y ajuste perfecto de nuestros movimientos, así
como del aprendizaje motor. (3)
Las drogas y el cerebro
El cerebro
humano es el órgano más complejo del cuerpo. Esta masa de materia gris y blanca
con un peso de aproximadamente 1.36 Kg. y su tamaño de 1380 centímetros
Cúbicos. El cerebro regula las funciones básicas del cuerpo humano; permite
interpretar y responder a todo lo que experimenta y moldea el pensamientos, las
emociones y los comportamientos.
El cerebro
está estructurado por muchas partes que trabajan juntas como un equipo.
Diferentes partes del cerebro son responsables de coordinar y llevar a cabo
funciones específicas. El abuso compulsivo de drogas que caracteriza a la adicción
altera áreas importantes del cerebro que son necesarias para funciones vitales.
Las áreas del cerebro afectadas por el abuso de drogas incluyen:
El tallo cerebral, que controla las funciones
básicas vitales esenciales, como la frecuencia cardíaca, la respiración y el
sueño.
La corteza cerebral, que se divide en áreas que
controlan funciones específicas. Diferentes áreas procesan la información de
nuestros sentidos, lo que nos permite ver, sentir, oír y saborear. La parte
corteza frontal o cerebro anterior (prosencéfalo), es el centro del pensamiento
del cerebro. Faculta nuestra capacidad de pensar, planificar, resolver
problemas y tomar decisiones.
El sistema límbico, que contiene el circuito de
recompensas del cerebro. Vincula una serie de estructuras cerebrales que
controlan y regulan nuestra capacidad de sentir placer. El sentir placer nos
motiva a
repetir comportamientos que son fundamentales para nuestra existencia. El
sistema límbico se activa mediante actividades vitales saludables, como por
ejemplo comer y socializar, pero también mediante las drogas adictivas. Además,
el sistema límbico es el responsable de nuestra percepción de otras emociones,
tanto positivas como negativas, lo que explica las propiedades de muchas drogas
de alterar el humor. (4)
¿Cómo funcionan las drogas en el cerebro?
Las drogas
son sustancias químicas que afectan el cerebro al penetrar en su sistema de
comunicación e interferir con la manera en que las neuronas normalmente envían,
reciben y procesan la información. Algunas drogas, como la marihuana y la
heroína, pueden activar las neuronas porque su estructura química imita la de
un neurotransmisor natural. Esta similitud en la estructura “engaña” a los
receptores y permite que las drogas se adhieran a las neuronas y las activen.
Aunque estas drogas imitan a las sustancias químicas propias del cerebro, no
activan las neuronas de la misma manera que lo hace un neurotransmisor natural,
y conducen a mensajes anómalos que se transmiten a través de la red.
Otras
drogas, como las anfetaminas o la cocaína, pueden causar que las neuronas
liberen cantidades inusualmente grandes de neurotransmisores naturales o pueden
prevenir el reciclaje normal de estas sustancias químicas del cerebro. Esta
alteración produce un mensaje amplificado en gran medida, que en última
instancia interrumpe los canales de comunicación. (5)
Al ingresar en el
cerebro las drogas obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el
proceso normal de intercambio de información neuronal. Recordemos que las células
nerviosas se comunican por medio de sustancias químicas llamadas
neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas. Una neurona libera el
neurotransmisor, que cruza un espacio interneuronal, conocido como sinapsis, y
se adhiere a un receptor (una proteína) en otra neurona.
La estructura
química de drogas como la mariguana y la heroína es tan similar a la de un
neurotransmisor natural, que los receptores las aceptan como si fueran el
neurotransmisor. Otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, hacen que se
produzca una cantidad excesiva de neurotransmisores naturales o evitan que el
organismo recicle el exceso de estas sustancias. En consecuencia, el mensaje
interneuronal se intensifica, impidiendo una comunicación adecuada.
La mayoría de las
drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que
desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. El cerebro está
condicionado a repetir conductas que permiten la supervivencia y las drogas
actúan produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en las
situaciones naturales de recompensa, el cerebro pierde la capacidad de sentir
placer por las recompensas naturales, pues se acostumbra rápidamente a las
dosis masivas de dopamina que se producen al consumir una droga, y lo hace
reduciendo su producción natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores
que captan la señal de este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el
cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar
cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión.
Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el
individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto. Es
decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a
esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con
síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de
sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
Ciertas investigaciones
muestran que la tolerancia a las drogas puede generar cambios muy profundos en
las neuronas y en los circuitos cerebrales, con efectos que pueden ser graves.
Por ejemplo, si el abuso de drogas altera la concentración óptima de un
neurotransmisor llamado glutamato, que participa tanto en el circuito de la
recompensa como en la capacidad de aprender, el cerebro intentará compensar el
cambio dañando en ocasiones la función cognitiva. Igualmente, el abuso de
sustancias a largo plazo suele provocar condicionamiento: ciertos factores
ambientales se empiezan a asociar con la experiencia de la droga y provocan un
deseo incontrolable de consumirla. Este condicionamiento es tan fuerte que la
adicción puede resurgir incluso tras muchos años de abstinencia.
La dependencia
psicológica es una manifestación de los cambios en el cerebro, que intenta
adaptarse y manejar niveles anormales de neurotransmisores. El consumo crónico
de drogas deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones
adecuadas. La adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia
incontrolable de utilizarlas aunque el individuo sepa que tienen consecuencias
catastróficas. (6)
Nuestros
cerebros están conectados para garantizar que repitamos las actividades vitales
al asociar estas actividades con el placer o la recompensa. Cada vez que se
activa este circuito de recompensa, el cerebro nota que está sucediendo algo
importante que necesita recordar, y nos enseña a hacerlo una y otra vez sin
pensar en ello. Debido a que las drogas adictivas estimulan el mismo circuito,
aprendemos a abusar de las drogas de la misma manera. (7)
¿Qué le pasa al cerebro si continúa consumiendo
drogas?
Para el
cerebro, la diferencia entre las recompensas normales y las recompensas
producidas por las drogas se puede describir como la diferencia entre alguien
que susurra al oído y alguien que grita con un micrófono. Así como rechazamos
el volumen demasiado alto de una radio, el cerebro se ajusta a las oleadas
abrumadoras de dopamina (y otros neurotransmisores), produciendo menos dopamina
o disminuyendo el número de receptores que pueden recibir señales. Como
resultado, el impacto de la dopamina sobre el circuito de recompensas del
cerebro de una persona que abusa de las drogas puede llegar a ser anormalmente bajo,
y se reduce la capacidad de esa persona de experimentar cualquier tipo de
placer.
Así, una
persona que abusa de las drogas eventualmente se siente aplacada, sin vida y
deprimida, y es incapaz de disfrutar de las cosas que antes le resultaban
placenteras. Ahora, la persona necesita seguir consumiendo drogas una y otra
vez sólo para tratar de que la función de la dopamina regrese a la normalidad,
lo cual solo empeora el problema, como un círculo vicioso. Además, la persona a
menudo tendrá que consumir cantidades mayores de la droga para conseguir el
efecto deseado y que le es familiar que resulta, un fenómeno de la dopamina
alta, conocido como tolerancia. (8)
La adicción una enfermedad del cerebro
La adicción es
una enfermedad primaria, que afecta al cerebro, constituida por un conjuntos de
signos y síntomas característicos. El origen de la adicción es
multifactorial involucrándose factores biológicos, genéticos, psicológicos, y
sociales (9). Esta enfermedad progresa por etapas, puntualiza en entrevista el
doctor Rubén Baler, científico de la salud de la Oficina de Políticas
Científicas del NIDA. Baler explica que en la primera etapa las personas
utilizan sustancias para alcanzar la euforia que brindan, pero este consumo de
drogas se convierte muy rápido en enfermedad en quienes las utilizan en forma
crónica. El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros
signos de dependencia. He aquí algunos signos que sugieren adicción: consumir
la droga de manera regular, imposibilidad de dejarla, gastar en droga más de lo
que se tiene, extralimitarse para obtener droga (incluso robar) y sentir que se
necesita la droga para funcionar cotidianamente (10). Estudios recientes
demuestran que existen cambios neuroquimicos involucrados en las personas con
desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a
desarrollar esta enfermedad. La adicción es una enfermedad
tratable y la recuperación es posible. (11)
Causas y
Factores que originan las adicciones
Como todo lo que
influye en nuestra salud física y mental, la propensión a las adicciones
proviene de varios factores biológicos y ambientales. Los factores genéticos
más o menos explican 40 o 60% del riesgo total. El resto son factores
ambientales, sociales, culturales, dietéticos. Todo tipo de factores que no
entran en el biológico, no existen personas sin riesgo genético absoluto a fin
de cuentas, el que se manifieste el comportamiento adictivo dependerá tanto de
lo genético como del entorno. Así, incluso si un individuo tuviera genes que
propician el comportamiento adictivo, si en su entorno no se usan drogas o si
su comunidad de compañeros y amigos no las consume, será muy improbable que el
individuo desarrolle adicción simplemente porque hay una interacción positiva y
robusta entre la parte biológica y la parte ambiental. (12)
Como ya se mensiono
las causas de la adicción son múltiples e interaccionan de una manera compleja
para producir el desorden adictivo. Su etiología no lineal, multifactorial y
sistemica hace difícil comprenderla con una visión lineal o simplista de: una
causa un efecto.
Este hecho es
además importante en el tratamiento de estos desórdenes pues cada persona es
diferente y muestra distintos matices del problema de modo que es necesario
individualizar cada caso y relizar un estudio amplio de la historia personal y
familiar antes de hacer un diagnóstico.
Factores
biológicos, genéticos, psicológicos y de personalidad, socio-culturales y
familiares se unen en una interacción multisistémica produciendo primero la
predisposición y luego con la exposición al factor desencadenante, que podría
ser: sustancias psicotrópicas, juego, sexo, relaciones, comida, etc.; se
evoluciona hacia la consolidación del proceso patológico llamado adicción.
Numerosos
estudios han demostrado que la adicción al alcohol es mas frecuente en familiares
de alcohólicos, que en familiares de personas no alcohólicas; de modo que los
hijos de alcohólicos muestran una probabilidad 3 o 4 veces mayor de desarrollar
el desorden alcohólico (Schuckit, 1987; Cotton, 1979). Para separar la
influencia de los factores de crianza y los genéticos, se han realizado
estudios con gemelos adoptados que han sido conclusivos en la existencia de
factores genéticos predisponentes (Prescott & Kendler, 1995).
Durante los
últimos 25 años los científicos han realizado avances grandiosos que nos ayudan
a entender mejor la etiolgía y dinámica de la adicción. Se han idetificado los
receptores primarios de casi la mayoría de las drogas de abuso (NIDA, 1994,
1996; Kilty, Lorang & Amara, 1991; Matsuda, Lolait et al., 1990; Chen,
Mestek et al., 1993). Han descubierto su localización en el cerebro y los
neurotransmisores asociados a estos receptores (Koob, 1992; Self, Institute of
Medicine, 1996); demostraron la activación de esas áreas durante la adicción,
el síndrome de abstinencia y los deseos por drogas (Grant, London et al., 1996;
Volkow, Ding et al., 1996); identificaron y separaron los mecanismos
productores de la conducta de búsqueda y la dependencia física de drogas (Wise
& Bozarth, 1985; Maldonado, Saiardi et al., 1997); desarrollaron modelos
animales de autoadministración de drogas (koob, 1995); y mas importente que
todo, demostraron la importancia del sistema mesolímbico de dopamina, en la
disfunción adictiva producida por la drogas de abuso.
De esta manera se
va aclarando científicamente el papel de la química cerebral en el desarrollo
de la adicción.
Los factores de
personalidad juegan un rol en el desarrollo de la adicción, teniendo en cuenta
que algunas características de la personalidad, tales como la baja tolerancia a
la frustración y la dificultad para lidiar con los sentimientos propios, son
factores que facilitan la aparición del desorden adictivo; ningún estudio ha
podido ser conclusivo en la existencia de una "personalidad adictiva".
Y la experiencia clínica demuestra que existen adictos con diversos tipos de
personalidad.
Acerca de los
factores familiares, se acepta que la familia adictiva posee por regla general
la marca de la adicción en su dinámica, generandose patrones disfuncionales de
interacción que van formando al niño de manera que lo predisponen al desarrollo
de las adicciones y dificulta la intervención constructiva de la familia una
vez instalado el desorden, eliminando la posibilidad de que la familia sea un
factor preventivo o contentivo para la aparición de estos desordenes en sus
miembros. (13)
La adolescencia, factor de riesgo
La adolescencia es un período en la vida del ser humano donde se producen
intensos cambios en el crecimiento y desarrollo, es difícil caracterizarla pues
la magnitud de las transformaciones que se producen es muy grande y
heterogénea, se debe realizar teniendo en cuenta el contexto, ya que las
regularidades del desarrollo de cada generación están marcadas por las
condiciones de vida. Es un período donde se hacen necesarios un conjunto de
ajustes en el individuo para funcionar con respecto a sí mismo y al medio. A su
vez, estos ajustes inciden y se matizan en el medio social en que se desarrolla
el adolescente. Los aspectos psicosociales de la adolescencia están
influenciados y en dependencia directa con los factores culturales.
La adolescencia se caracteriza por ser una época en que los individuos
pasan en ocasiones de manera inexplicable de la alegría a la tristeza con gran
facilidad. Los rápidos cambios de los adolescente durante su desarrollo físico,
van acompañados de incrementos igualmente impresionantes aunque tal vez menos
obvios de su capacidad mental. También se producen cambios a nivel de
pensamiento, es el momento donde aparece un pensamiento conceptual teórico, el
cual les permite pensar en ideas y no solo en objetos reales. Este tipo de
pensamiento le confiere al sujeto la capacidad de reflexionar.
El sistema de comunicación que establece los adolecentes es de vital
importancia. La pertenencia al grupo y el lugar que ocupa dentro de este,
implica un factor a tener en cuenta durante el proceso de desarrollo
psicológico de esta etapa. Estudios realizados plantean que como el adolescente
pasa la mayor parte de su tiempo rodeado de sus compañeros (mucho mas tiempo
del que pasa junto a sus familiares), su sistema de normas, juicios y valores,
en gran medida, están determinados fundamentalmente, por el carácter que poseen
dichas relaciones.
Los grupos le proporcionan al adolescente, la posibilidad
de tener un espacio donde canalizar sus emociones y sentimientos, un lugar
donde es posible la satisfacción de ciertas y determinadas necesidades tales
como la de autoafirmación e independencia, así como escapar por un tiempo de la
vigilancia y control del adulto.
Es común experimentar con el alcohol y el cigarro durante la
adolescencia. Estas sustancias abren las puertas para el consumo de drogas. Desgraciadamente,
con frecuencia los adolescentes no ven la relación entre sus acciones de hoy y
las consecuencias del mañana. Ellos tienen tendencia a sentirse indestructibles
e inmunes ante los problemas que otros experimentan. Algunos adolescentes
prueban un poco y la dejan, la mayoría desarrollan una dependencia, usan drogas
más peligrosas y se causan daños significativos.
Los efectos agradables de las
drogas, en contraposición a sus peligros son los que llaman la atención del
adolescente. Hay adolescentes que son curiosos, exploradores, por lo que las
drogas significan emoción y riesgo. Los que son inconformes pueden servirse de
ellas para demostrar su independencia, su rechazo a los estándares adultos, su
frustración y enojo, o para protestar contra los dilemas morales, políticos o
económicos de la sociedad. Son muchos los adolescentes que parecen sentirse
necesitados a seguir la guía de otros que les hablan, verídica o falsamente, de
las experiencias gozosas que se tienen con las drogas. Un cuadro de felicidad
de alivio de la tensión puede resultar irresistible.
La etapa por la cual el adolescente está transitando, supone la búsqueda
de nuevas sensaciones. Al manifestarse en él numerosos cambios a nivel físico e
inmerso en una revolución psíquica generadora de incansables conflictos y
angustias, no es difícil que se convierta en presa fácil para sucumbir a los
asechos sociales, que imponen soluciones fáciles para sortear este período de
crisis. Es aquí, precisamente donde la droga desempeña su rol, desplegándose
las condiciones necesarias para la dicción.
Los adolescentes pueden consumir drogas por múltiple razones entre las
que se reportan: causas médicas, predisposición genética para enfrentar el stress,
mitigar la tención, buscar un camino fácil y rápido, sentirse bien, ganar la
aceptación entre para e iguales, ayudar a modificar sus sentimientos displacenteros,
reducir trastornos emocionales, aliviar la depresión, escapar de la realidad,
evitar el aburrimiento, sentirse desinhibidos, o con la premisa de sentir un
estímulo sexual sin saber que están errados, pues si la liberación subcortical
pasajera lleva al individuo a mostrarse particularmente impúdico y libertino
por un aumento indiscriminado de su erotismo, su auténtica libido se deprime
por bloqueo de la respuesta hasta reducirla a la perdida de la erección en el
hombre y la lubricación en la mujer.
El consumo de estupefacientes está además asociado a una gran variedad de
consecuencias negativas que incluyen: fracaso escolar, el mal juicio que puede
exponer a los adolescentes a accidentes, violencia, relaciones sexuales no
planificadas, embarazo no deseado, por solo citar algunos.
El consumo de drogas de manera masiva en la adolescencia es un fenómeno
de la sociedad de hoy, cuyas consecuencias se extienden no solo al que las
consume, sino a su familia e incide negativamente en el desarrollo de la
sociedad. Esto guarda estrecha relación con los innumerables problemas sociales
con los que la drogadicción se encuentra vinculada: enfermedades de todo tipo,
criminalidad, prostitución, desintegración familiar, accidentes, solo por
mencionar algunos.
Toda la parte del
cerebro que es responsable del juicio, raciocinio y control de la conducta se
desarrolla hasta los veintitantos años, explica. Como los adolescentes suelen
tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del juicio y el raciocinio
es más probable que abusen de las sustancias. El problema principal es que en
esa etapa de desarrollo el cerebro es mucho más vulnerable. La adolescencia es
una época en la que se están desarrollando todas las conexiones y exponer el
cerebro a las drogas a esa edad tiene consecuencias mucho más dañinas. Los
daños que causa la mariguana en el cerebro pueden ser reversibles en las
personas que la empiezan a consumir en la edad adulta, pero no hay evidencia de
que lo sean cuando el abuso comienza en la adolescencia. Las investigaciones
sugieren que en este caso las consecuencias duran mucho más. Al reunir a todas las
personas que han estado expuestas una o más veces al uso de sustancias,
controlando todas las demás variables, se a encontrado que quienes desarrollan
dependencia generalmente comenzaron a usar drogas dos años antes que aquellos
que no la desarrollaron. Y aunque el punto de corte son los 17 años, para el
caso de la mariguana tenemos el riesgo incrementado hasta los 26 años. Esto
significa, que los adolescentes no deben ni beber, ni fumar, ni usar otras
drogas y que se debe trabajar con todas
las políticas públicas que ayuden a
proteger a este grupo bulnerble. (14)
Consecuencias conductuales, familiares y sociales
Todas las
adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones
humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social. Este
trastorno afecta varios circuitos cerebrales. No solamente el circuito que
calcula la recompensa, sino también los relacionados con el aprendizaje, con la
memoria, con el control de emociones, con la toma de decisiones; son varios
circuitos. Todos interactúan entre sí y muestran una disfunción en el adicto.
Asimismo, dependiendo de la sustancia y del tiempo que se haya empleado, los
efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o
cáncer, al desarrollo de trastornos mentales irreversibles.
Siendo adicto se
corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no
intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de
las drogas o de la abstinencia. Las drogas también son un problema social con
muchas facetas porque tener un adicto en la familia la modifica, afecta su
calidad de vida y tiene un impacto emocional, económico y social. Por esta
razón se buscan enfoques de tratamiento que permitan a las personas con
adicción abandonar la sustancia, pero al mismo tiempo que modifiquen, desde el
aspecto bioquímico y conductual, las causas que provocan y agravan su adicción.
Para que un tratamiento sea efectivo debe atacar por todos estos frentes. Por
ejemplo, hay que entrenar de nuevo los circuitos neuronales que calculan las
recompensas naturales: la de la comida, la de salir con amigos, la del sexo.
Todos los aspectos de la recompensa natural que se volvieron disfuncionales en
el adicto.
Lo mismo sucede
con los circuitos relacionados con la voluntad (memoria, emociones, toma de
decisiones). Cada uno de estos aspectos relacionados con las funciones
ejecutivas tiene que ser atacado de un modo distinto. Así, algunos pueden
recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias cognitivo conductuales
o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de eficacia probada en
las personas adictas y que también suelen combinarse con fármacos.
Por tanto, el
tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente
en que vive y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver
únicamente el problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto:
su familia y su lugar de trabajo. En definitiva, se requiere una terapia
multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo
totalmente anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de
aprendizaje.
Como la diabetes,
la adicción es crónica e incurable. Así, siempre se pueden sufrir recaídas.
Pero la probabilidad de recuperación es similar a la de la diabetes y puede
controlarse para mejorar la calidad de vida. En consecuencia, la recaída no
debe considerarse como el fracaso del tratamiento; sólo indica que éste tiene
que repetirse. Si entendemos que la adicción es una enfermedad y que la recaída
forma parte de ella, un tratamiento exitoso no debe medirse sólo por la
abstinencia, sino por la disminución de las recaídas, así como de su gravedad y
duración. "Esto realmente mejora la condición de salud y los periodos de
abstinencia incrementan la esperanza de vida". (15)
La prevención, el mejor enfoque ante las adicciones
La prevención es la meta
fundamental y más deseable para todas las enfermedades, pero en el caso de las
adicciones representa un reto complejo, por el número y variedad de sustancias,
sus efectos en los individuos y el contexto social y legal en que se
encuentran.
La prevención es una
estrategia prioritaria dentro de las políticas de salud y su propósito es
comunicar mensajes y desarrollar acciones que no sólo provean de conocimientos
objetivos y adecuados acerca de las drogas y los efectos de su consumo, sino
que faciliten el desarrollo de actitudes y conductas que tiendan hacia la
salud, generando estilos de vida saludables. Las poblaciones prioritarias para
la prevención de adicciones son los niños y jóvenes, que están en mayor riesgo
de iniciar el consumo.
Para lograr resultados
favorables y modificar las tendencias observadas en los últimos años, la
prevención debe ser coherente en los distintos ámbitos, como el familiar y
comunitario, el escolar y laboral en un ejercicio dinámico y permanente de
participación constante, coordinada y evaluada. Aunque la meta de la prevención
es desalentar el inicio en el uso de drogas, también incluye acciones que se
dirigen a detectar en forma temprana el uso, abuso y adicción, así como ciertas
intervenciones que pretenden disminuir los daños a la salud relacionados con el
consumo.
La eficacia de la acción
preventiva no sólo depende de la definición de objetivos alcanzables, y de la
población a la que se dirige y su realidad sociocultural, sino también de la
coherencia, integración y coordinación entre las actividades desarrolladas. De
no cumplir con estos requisitos, se desorienta a la población, además de duplicarse
y desperdiciarse esfuerzos.
Las
adicciones son problemas de salud, y así son consideradas por organismos como
la Organización Mundial de la Salud (OMS), las instituciones académicas y las
asociaciones de profesionales de la salud de todo el mundo. Como tales, pueden
y deben ser prevenidos, desarrollando además todas las acciones que permitan
disminuir los daños a la salud que puedan ocasionar las sustancias adictivas.
(16)
¿Por qué la adolescencia es un momento crítico para
prevenir la drogadicción?
El consumo
temprano de drogas aumenta las posibilidades de que una persona desarrolle una
adicción. Recuerde, las drogas modifican el cerebro y esto puede llevar a la
adicción y causar otros problemas graves. Por lo tanto, la prevención del
consumo temprano de drogas o alcohol puede marcar una gran diferencia en la
reducción de estos riesgos. Si podemos evitar que los jóvenes experimenten con
drogas, podemos prevenir la drogadicción.
El riesgo
del abuso de drogas aumenta en gran medida tiempos de transición. Para un
adulto, un divorcio o la pérdida de un trabajo pueden llevar al abuso de
drogas. Para un adolescente, los periodos de riesgo incluyen mudarse o cambiar
de escuela. En la adolescencia temprana, cuando los niños pasan de
la primaria a la escuela media, se enfrentan a situaciones sociales y
académicas nuevas y desafiantes. A menudo, durante este período, los niños
están expuestos a sustancias que se prestan al abuso (como los cigarrillos y el
alcohol) por primera vez. Cuando entran a la escuela secundaria, los
adolescentes pueden enfrentarse a una mayor disponibilidad de drogas, al
consumo de drogas por parte de adolescentes mayores o a actividades sociales
donde el consumo es común.
El consumo
de sustancias que se prestan al abuso a esta edad puede perturbar la función
cerebral en áreas críticas como la motivación, la memoria, el aprendizaje, el
juicio y el control del comportamiento. Así, no es de extrañar que
los adolescentes que consumen alcohol y otras drogas a menudo tengan problemas
familiares y sociales, bajo rendimiento académico, problemas de salud (incluida
la salud mental) y problemas con el sistema penal juvenil. (17)
Conclusiones.
Existen
muchas situaciones que llevan al Adolescente al consumo de drogas (lícitas o
ilícitas) de manera circunstancial o permanente, de forma autodestructiva y
compulsiva, pudiendo esta conducta tener como fundamento, la búsqueda de estas
sustancias como soporte de su incapacidad para hablar de dichos conflictos.
Otro ejemplo
son la famosa moda; si mis amigos la usan, ¿porque yo no? O simplemente te
dicen que no perteneces a su estilo de vida o que no eres de su bolita de
amigos solo por no ingerir algún tipo de droga. Sabes que, los que no
pertenecen a este mundo son ellos, ya que están echando su vida a la borda solo
para estar a la moda.
Y la ultima
y no por eso la menos importante, la maldita curiosidad, ¡porque existe esa
palabra en este mundo! Seamos sinceros la mayoría y si no es que todos hemos
sentido curiosidad por saber que se siente ingerir algún tipo de droga o ¿a qué
sabe?
¡Soy
drogadicto! ¡¿Alguien puede ayudarme?! Hoy con nuestra bendita tecnología se
pueden hacer unos estudios para saber que tan dañado esta tu organismo para dar
un veredicto de si eres curable o no, ya que existen muchos métodos como,
parches y enjuagues para dejar de fumar, entre otros. Sin dejar atrás las
instituciones que te ayudan a ver lo que eres y lo que dejas por una simple
droga.
La lucha por
las drogas es muy antigua, la mayoría de los drogadictos roba, secuestra,
asesina y muchas cosas más por el simple hecho de conseguir el dinero para la
misma. Esta necesidad los ha hecho ensuciarse las manos para sentirse en un
estado de bienestar´, y ¿De qué sirve ese llamado bienestar cuando estas
atentando contra tu forma de vida y tu vida? La respuesta es muy sencilla, no
sirve de nada porque las consecuencias saldrán después y si te va bien podrás
recuperarte y si no, puedes llegar hasta la muerte.
¿Por qué he elegido este tema?
Este tema me intereso por que es muy aplico, sabia que podía obtener
demasiada información sobre el problema de adicciones, a parte es un tema de
problemática mundial por el incremento en los índices de personas que consumen
alguna sustancia ilícita y aparte que las adicciones ya se considerados
problema sanitario y es por ello mi interés del tema.
¿Punto de partida para trabajar el tema?
De inicio me base en la lectura que se nos proporciono “EL CEREBRO
ADICTO” de Verónica Guerrero
Mothelet. posteriormente busque información con base a los subtemas de la lectura
principal hasta que estructure por completo mi trabajo.
Referencias
Alvarado, S. (s. f.). Adicciones. Recuperado de http://adicciones.org/enfermedad/causas.html
(13)
Alvarado, S. (s. f.). Adicciones. Recuperado de http://www.adicciones.org/enfermedad/cerebro.html
(2) (9) (11)
Geffner, D. (s. f.). El cerebro organización y función. Recuperado de http://www.svneurologia.org/libro%20ictus%20capitulos/cap2.pdf
(3)
Guerrero Mothelet, V. (2015). El cerebro adicto. Recuperado de http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto
(1) (6) (10) (12) (15)
Mejías Alcázar. A.
& Dieguez Reyes, M. (2011). Adolescencia
y drogadiccón. Recuperado de http://www.ilustrados.com/tema/10319/Revision-Bibliografica-Adolescencia-Drogadiccion.html
(14)
Respuesta de México ante el consumo de drogas. (s. f.). Recuperado de http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/CDM2-2.htm
(16)
Volkow, N. (2014). Las drogas y el cerebro. Recuperado de http://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/las-drogas-el-cerebro-y-el-comportamiento-la-ciencia-de-la-adiccion/las-drogas-y-el-cerebro
(4) (5) (7) (8)
Volkow, N. (2014). Prevención del abuso de drogas: la mejor estrategia. Recuperado de http://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/las-drogas-el-cerebro-y-el-comportamiento-la-ciencia-de-la-adiccion/prevencion-del-abuso-de-drogas-la-mejor-estrategia
(17)
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