domingo, 22 de noviembre de 2015

EL CEREBRO ADICTO



Introducción
El problema de las adicciones en nuestro país es muy complejo, y genera sensaciones y emociones diversas, como preocupación, rechazo y temor, entre otras; además, tiene severas consecuencias sociales. Para solucionarlo, se han llevado a cabo múltiples esfuerzos que destacan el trabajo que el individuo, la familia y la comunidad pueden realizar para reducir los factores de riesgo que intervienen en el consumo de drogas y promover los factores de protección para prevenirlo.
Este articulo nos hablara como repercute el abuso de sustancias ilícitas al cerebro. Iniciando con una breve introducción sobre como se ha ido transformando la comprensión de las adicciones y el la imagen del adicto en estas ultimas décadas. Para tener una comprensión mas efectiva sobre el tema, se  menciona de manera general la estructura anatomo-funcional del cerebro y como afecta el abuso de estas sustancias en especifico a cada parte de este órgano. Se abordara el problema de las adicciones como una enfermedad en donde citaremos las complicaciones biológicas, físicas y sociales  que conllevan a la persona  adicta, factores que predisponen la enfermedad y el grupos mas vulnerable a adquirirla. Abordaremos las consecuencias familiares sociales y conductuales causadas por la enfermedad y por ultimo hablaremos sobre la estrategia para dar frente a este problema, la prevención.

Hasta hace unas décadas la drogadicción se consideraba un problema moral y de falta de voluntad. Hoy se reconoce como una enfermedad y se sabe cómo tratarla.
Las adicciones en los años 30´se consideraban como problema moral y no de salud, donde se optaba por el castigo y se etiquetaba negativa mente a los adictos, a raíz de importantes descubrimientos sobre el tema en la ultima década del siglo pasado se ha ido  transformando la comprensión de las adicciones y la imagen del adicto, la Dra. Nora Volkow directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas de Estados Unidos  (NIDA por sus siglas en inglés) en un estudio observó en imágenes cerebrales de un paciente adicto a las drogas la influencia de la sustancias en diversas zonas del cerebro y encontró la causa física de la dependencia de sustancias como la cocaína y los opioides, esto resolvía el porque de la dependencia de los adictos  a estas sustancias y que realmente estos pacientes necesitaban de un tratamiento. Señala la Dra. María Elena Medina Mora directora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz” (INPRF) que esto fue un indicio importante donde los adictos tenían todas las características de una enfermedad  donde hoy en día se consideran las adicciones como una enfermedad del cerebro. (1)

El cerebro puede dividirse en términos de función y de vías neurológicas en dos partes: el cerebro primitivo y el cerebro racional. esta división puede ayudarnos a comprender mejor la dinámica de la neuroquímica en el proceso de la adicción.
El Cerebro Racional: Esta zona del cerebro es la correspondiente a la corteza cerebral y en ella se asientan las funciones superiores intelectuales y abstractas. Es la llamada materia gris y su función es la del análisis racional de los hechos y de la información que llega a través de los sentidos.
El Cerebro Primitivo: Se le llama así al cerebro bajo que incluye el área de funciones vitales, las zonas mediadoras de las emociones y estados de ánimo, la generación de instintos de supervivencia y regulación corporal, aquí se encuentran las vías dopaminérgicas y de endorfinas tales como el sistema de recompensa cerebral.
Sistema de Recompensa Cerebral: Este sistema es el encargado de mediar en las repuestas de condicionamiento a los estímulos, produciendo recompensas bioquímicas a las repuestas adecuadas, para manejar constructivamente los estímulos. Esta compuesto por zonas mesolímbicas y mesocorticales. Las áreas del cerebro que conforman el sistema de recompensa cerebral son: El área ventral tegmental, el Núcleo accumbens, La corteza pre frontal y el hipotálamo Lateral. Estos núcleos cerebrales están interconectados entre sí en un circuito llamado circuito Reforzador límbico-motor que esta relacionado con funciones de motivación (el límbico) y locomotoras (el motor).



Neurotransmisores: Son sustancias químicas naturales que existen dentro del cerebro y que son responsables de las actividades cerebrales, entre otras: la motivación, las emociones y los instintos. Estas sustancias naturales son las que median en el estado de ánimo provocando euforia o desgano, de acuerdo a una sucesión compleja de estímulos, condicionamientos y aprendizajes, cuyo objetivo es el de responder constructivamente a los estímulos del medio ambiente.


Los neurotransmisores mas importantes involucrados en la respuesta adictiva son: (A) Dopamina es predominante en las áreas del sistema de recompensa mesolímbico el cual media las repuestas de euforia y estimulación en el cerebro, (B) Las Endorfinas se producen en las áreas mesolímbica y mesocorticales, y median las respuestas a los estímulos dolorosos, la regulación de la temperatura y la ingestión de agua y alimentos. (C) El Acido Gamma Amino Butírico (GABA) se encuentra en la amígdala, el bulbo olfatorio, el telencéfalo ventral y el globo pálido también se ha implicado en la respuesta adictiva. (2)
El cerebro tiene miles de millones de células nerviosas (neuronas). Las neuronas son los ladrillos con los que está construido el cerebro y su propiedad más desarrollada es recibir, procesar y transmitir información mediante la emisión de impulsos bio-eléctricos a cientos de otras neuronas.
Esta aparentemente enmarañada red de neuronas se organiza en la corteza cerebral, a nivel microscópico, en varias capas cada una con unas entradas (aferencias) y salidas (eferencias) diferentes, conectando con partes específicas del sistema nervioso.
El cerebro tiene dos hemisferios (mitades), unidos por varios puentes, el mayor es el cuerpo calloso con millones de fibras nerviosas que comunican ambos lados. Cada hemisferio cerebral tiene unos territorios definidos como lóbulos cerebrales, delimitados por grandes surcos (Cisuras). Estos lóbulos son : el frontal, parietal, temporal y occipital. Hay una diferenciación y complementariedad de funciones entre cada uno de ellos. A modo esquemático se puede decir que lóbulo Frontal es el encargado de decidir la conducta motora apropiada en cada caso. Cuando vemos una objeto que nuestro cerebro identifica como peligrosa una serpiente, la decisión de salir corriendo o quedarnos quietos se efectúa a nivel del lóbulo frontal, interviniendo el sistema de detección de peligros (sistema límbico) cargando de fuerza y emoción a nuestro accionar.
El lóbulo frontal esta muy desarrollado en el ser humano albergando importantes tareas no motoras como la planificación de la conducta , el control de nuestras emociones, el razonamiento y juicio que son funciones complejas. Las áreas responsables de estas habilidades están por delante de las consagradas a la función motora (áreas premotoras y prefrontales).
Para actuar necesitamos información de nuestro entorno y de nuestro propio cuerpo.. El lóbulo parietal esta involucrado en el mapa de “donde actuar” integrando la información sensorial interoceptiva (músculos, articulaciones, tendones) y exteroceptiva (del exterior). Se le atribuyen básicamente funciones sensitivas,   asociativas, así como de reconocimiento del espacio.
El lóbulo occipital se encarga básicamente de la visión, elabora la información visual aunque esta trasciende a los lóbulos parietales y temporales.
El lóbulo temporal es el asiento de los últimos peldaños de procesamiento auditivo, así como el lugar donde, en su cara medial, asientan importantes estructuras de la memoria (hipocampo), y del sistema emotivo inconsciente (sistema límbico).


Pero los dos hemisferios cerebrales no hacen lo mismo. En los seres humanos se reconoce una lateralización de funciones. Es decir que la evolución se ha encargado de sacar mayor partido mediante una división del trabajo entre las dos mitades del cerebro (hemisferios cerebrales). Así para el lenguaje el hemisferio que contribuye en su producción y comprensión es habitualmente el hemisferio izquierdo. La mayor parte de la población es diestra, lo que significa que su mano más hábil es la derecha, y el lado izquierdo del cerebro es el que domina dicha mano y la mayoría de aspectos del lenguaje.
Así como el desarrollo de la división de trabajo en la humanidad consiguió enriquecer las artes y la ciencia hasta niveles desconocidos anteriormente este reparto de funciones entre el lado derecho e izquierdo del cerebro habría posibilitado el desarrollo de nuestras más refinadas habilidades intelectuales. Pero el cerebro pese a dividirse el trabajo entre diversas regiones y hemisferios funciona como una unidad, logrando en tiempo real una acción coordinada y precisa.
Por debajo del manto cortical (córtex cerebral) está la sustancia blanca cerebral por donde cruzan los haces o manojos de fibras nerviosas, cada una con un rumbo y tipo de información diferente. Debajo de esta sustancia blanca se localizan los núcleos grises profundos (ganglios basales) que intervienen en múltiples funciones,   especialmente en la conducta motora.
El diencéfalo está, entre y por debajo de los dos hemisferios, formado por el Tálamo y el Hipotálamo. El Tálamo es la estructura que sirve de estación de procesamiento de información sensitiva, motora, e interviene en el nivel de atención y alerta. El hipotálamo, siguiendo hacia abajo, tiene un rol central en la integración y regulación de las funciones autonómica y hormonal. Las relaciones del diencéfalo hacia arriba con los hemisferios cerebrales y hacia abajo con el tronco del encéfalo lo convierten en la gran puerta de entrada al cerebro.


El troncoencéfalo es asiento de importantes funciones vegetativas que mediante automatismos bien conservados en el curso evolutivo, consiguen reajustar nuestro organismo a las diferentes situaciones. Estos automatismos nos permiten seguir respirando mientras dormimos, o despertarnos preparándonos para la acción cuando un ruido intenso e inesperado rompe el descanso nocturno.
Finalizamos nuestro recorrido con el cerebelo que ocupa su posición por detrás y debajo del cerebro. Conectado con el tronco cerebral, y a través de este con el cerebro y la médula espinal se encarga fundamentalmente de la coordinación motora, determinando el ritmo y ajuste perfecto de nuestros movimientos, así como del aprendizaje motor. (3)

Las drogas y el cerebro
El cerebro humano es el órgano más complejo del cuerpo. Esta masa de materia gris y blanca con un peso de aproximadamente 1.36 Kg. y su tamaño de 1380 centímetros Cúbicos. El cerebro regula las funciones básicas del cuerpo humano; permite interpretar y responder a todo lo que experimenta y moldea el pensamientos, las emociones y los comportamientos.


El cerebro está estructurado por muchas partes que trabajan juntas como un equipo. Diferentes partes del cerebro son responsables de coordinar y llevar a cabo funciones específicas. El abuso compulsivo de drogas que caracteriza a la adicción altera áreas importantes del cerebro que son necesarias para funciones vitales. Las áreas del cerebro afectadas por el abuso de drogas incluyen:

El tallo cerebral, que controla las funciones básicas vitales esenciales, como la frecuencia cardíaca, la respiración y el sueño.
La corteza cerebral, que se divide en áreas que controlan funciones específicas. Diferentes áreas procesan la información de nuestros sentidos, lo que nos permite ver, sentir, oír y saborear. La parte corteza frontal o cerebro anterior (prosencéfalo), es el centro del pensamiento del cerebro. Faculta nuestra capacidad de pensar, planificar, resolver problemas y tomar decisiones.
El sistema límbico, que contiene el circuito de recompensas del cerebro. Vincula una serie de estructuras cerebrales que controlan y regulan nuestra capacidad de sentir placer. El sentir placer nos
motiva a repetir comportamientos que son fundamentales para nuestra existencia. El sistema límbico se activa mediante actividades vitales saludables, como por ejemplo comer y socializar, pero también mediante las drogas adictivas. Además, el sistema límbico es el responsable de nuestra percepción de otras emociones, tanto positivas como negativas, lo que explica las propiedades de muchas drogas de alterar el humor. (4)

¿Cómo funcionan las drogas en el cerebro?
Las drogas son sustancias químicas que afectan el cerebro al penetrar en su sistema de comunicación e interferir con la manera en que las neuronas normalmente envían, reciben y procesan la información. Algunas drogas, como la marihuana y la heroína, pueden activar las neuronas porque su estructura química imita la de un neurotransmisor natural. Esta similitud en la estructura “engaña” a los receptores y permite que las drogas se adhieran a las neuronas y las activen. Aunque estas drogas imitan a las sustancias químicas propias del cerebro, no activan las neuronas de la misma manera que lo hace un neurotransmisor natural, y conducen a mensajes anómalos que se transmiten a través de la red.
Otras drogas, como las anfetaminas o la cocaína, pueden causar que las neuronas liberen cantidades inusualmente grandes de neurotransmisores naturales o pueden prevenir el reciclaje normal de estas sustancias químicas del cerebro. Esta alteración produce un mensaje amplificado en gran medida, que en última instancia interrumpe los canales de comunicación. (5)


Al ingresar en el cerebro las drogas obstaculizan su sistema de comunicación e interfieren en el proceso normal de intercambio de información neuronal. Recordemos que las células nerviosas se comunican por medio de sustancias químicas llamadas neurotransmisores que llevan mensajes entre ellas. Una neurona libera el neurotransmisor, que cruza un espacio interneuronal, conocido como sinapsis, y se adhiere a un receptor (una proteína) en otra neurona.
La estructura química de drogas como la mariguana y la heroína es tan similar a la de un neurotransmisor natural, que los receptores las aceptan como si fueran el neurotransmisor. Otras drogas, como las anfetaminas y la cocaína, hacen que se produzca una cantidad excesiva de neurotransmisores naturales o evitan que el organismo recicle el exceso de estas sustancias. En consecuencia, el mensaje interneuronal se intensifica, impidiendo una comunicación adecuada.
La mayoría de las drogas interfieren con la actividad de un neurotransmisor llamado dopamina, que desempeña un papel fundamental en las sensaciones de placer. El cerebro está condicionado a repetir conductas que permiten la supervivencia y las drogas actúan produciendo una activación mucho mayor de la que ocurre en las situaciones naturales de recompensa, el cerebro pierde la capacidad de sentir placer por las recompensas naturales, pues se acostumbra rápidamente a las dosis masivas de dopamina que se producen al consumir una droga, y lo hace reduciendo su producción natural, o bien disminuyendo la cantidad de receptores que captan la señal de este neurotransmisor. Así, cuando falta la droga el cerebro ya no cuenta con dopamina suficiente y la persona deja de disfrutar cosas naturalmente placenteras, lo que conduce a la apatía y a la depresión. Cuando el cerebro comienza a adaptarse a altos niveles de dopamina, el individuo tiene que usar más y más droga para obtener el mismo efecto. Es decir, se desarrolla tolerancia a la droga. En el individuo que ha llegado a esta etapa, la falta de droga provoca el llamado síndrome de abstinencia, con síntomas como ansiedad, irritabilidad, náuseas, insomnio, episodios de sudoración, temblores y psicosis, y puede llevar a la muerte.
Ciertas investigaciones muestran que la tolerancia a las drogas puede generar cambios muy profundos en las neuronas y en los circuitos cerebrales, con efectos que pueden ser graves. Por ejemplo, si el abuso de drogas altera la concentración óptima de un neurotransmisor llamado glutamato, que participa tanto en el circuito de la recompensa como en la capacidad de aprender, el cerebro intentará compensar el cambio dañando en ocasiones la función cognitiva. Igualmente, el abuso de sustancias a largo plazo suele provocar condicionamiento: ciertos factores ambientales se empiezan a asociar con la experiencia de la droga y provocan un deseo incontrolable de consumirla. Este condicionamiento es tan fuerte que la adicción puede resurgir incluso tras muchos años de abstinencia.
La dependencia psicológica es una manifestación de los cambios en el cerebro, que intenta adaptarse y manejar niveles anormales de neurotransmisores. El consumo crónico de drogas deteriora el autocontrol y la capacidad de tomar decisiones adecuadas. La adaptaciones del cerebro a las sustancias llevan al ansia incontrolable de utilizarlas aunque el individuo sepa que tienen consecuencias catastróficas. (6)
Nuestros cerebros están conectados para garantizar que repitamos las actividades vitales al asociar estas actividades con el placer o la recompensa. Cada vez que se activa este circuito de recompensa, el cerebro nota que está sucediendo algo importante que necesita recordar, y nos enseña a hacerlo una y otra vez sin pensar en ello. Debido a que las drogas adictivas estimulan el mismo circuito, aprendemos a abusar de las drogas de la misma manera. (7)

¿Qué le pasa al cerebro si continúa consumiendo drogas?
Para el cerebro, la diferencia entre las recompensas normales y las recompensas producidas por las drogas se puede describir como la diferencia entre alguien que susurra al oído y alguien que grita con un micrófono. Así como rechazamos el volumen demasiado alto de una radio, el cerebro se ajusta a las oleadas abrumadoras de dopamina (y otros neurotransmisores), produciendo menos dopamina o disminuyendo el número de receptores que pueden recibir señales. Como resultado, el impacto de la dopamina sobre el circuito de recompensas del cerebro de una persona que abusa de las drogas puede llegar a ser anormalmente bajo, y se reduce la capacidad de esa persona de experimentar cualquier tipo de placer.
Así, una persona que abusa de las drogas eventualmente se siente aplacada, sin vida y deprimida, y es incapaz de disfrutar de las cosas que antes le resultaban placenteras. Ahora, la persona necesita seguir consumiendo drogas una y otra vez sólo para tratar de que la función de la dopamina regrese a la normalidad, lo cual solo empeora el problema, como un círculo vicioso. Además, la persona a menudo tendrá que consumir cantidades mayores de la droga para conseguir el efecto deseado y que le es familiar que resulta, un fenómeno de la dopamina alta, conocido como tolerancia. (8)

La adicción una enfermedad del cerebro
La adicción es una enfermedad primaria, que afecta al cerebro, constituida por un conjuntos de signos y síntomas característicos. El origen de la adicción es multifactorial involucrándose factores biológicos, genéticos, psicológicos, y sociales (9). Esta enfermedad progresa por etapas, puntualiza en entrevista el doctor Rubén Baler, científico de la salud de la Oficina de Políticas Científicas del NIDA. Baler explica que en la primera etapa las personas utilizan sustancias para alcanzar la euforia que brindan, pero este consumo de drogas se convierte muy rápido en enfermedad en quienes las utilizan en forma crónica. El cerebro empieza a adaptarse a la sustancia y aparecen los primeros signos de dependencia. He aquí algunos signos que sugieren adicción: consumir la droga de manera regular, imposibilidad de dejarla, gastar en droga más de lo que se tiene, extralimitarse para obtener droga (incluso robar) y sentir que se necesita la droga para funcionar cotidianamente (10). Estudios recientes demuestran que existen cambios neuroquimicos involucrados en las personas con desordenes adictivos y que además existe predisposición biogenética a desarrollar esta enfermedad. La adicción es una enfermedad tratable y la recuperación es posible. (11)



Causas y Factores que originan las adicciones
Como todo lo que influye en nuestra salud física y mental, la propensión a las adicciones proviene de varios factores biológicos y ambientales. Los factores genéticos más o menos explican 40 o 60% del riesgo total. El resto son factores ambientales, sociales, culturales, dietéticos. Todo tipo de factores que no entran en el biológico, no existen personas sin riesgo genético absoluto a fin de cuentas, el que se manifieste el comportamiento adictivo dependerá tanto de lo genético como del entorno. Así, incluso si un individuo tuviera genes que propician el comportamiento adictivo, si en su entorno no se usan drogas o si su comunidad de compañeros y amigos no las consume, será muy improbable que el individuo desarrolle adicción simplemente porque hay una interacción positiva y robusta entre la parte biológica y la parte ambiental. (12)
Como ya se mensiono las causas de la adicción son múltiples e interaccionan de una manera compleja para producir el desorden adictivo. Su etiología no lineal, multifactorial y sistemica hace difícil comprenderla con una visión lineal o simplista de: una causa un efecto.
Este hecho es además importante en el tratamiento de estos desórdenes pues cada persona es diferente y muestra distintos matices del problema de modo que es necesario individualizar cada caso y relizar un estudio amplio de la historia personal y familiar antes de hacer un diagnóstico.
Factores biológicos, genéticos, psicológicos y de personalidad, socio-culturales y familiares se unen en una interacción multisistémica produciendo primero la predisposición y luego con la exposición al factor desencadenante, que podría ser: sustancias psicotrópicas, juego, sexo, relaciones, comida, etc.; se evoluciona hacia la consolidación del proceso patológico llamado adicción.


Numerosos estudios han demostrado que la adicción al alcohol es mas frecuente en familiares de alcohólicos, que en familiares de personas no alcohólicas; de modo que los hijos de alcohólicos muestran una probabilidad 3 o 4 veces mayor de desarrollar el desorden alcohólico (Schuckit, 1987; Cotton, 1979). Para separar la influencia de los factores de crianza y los genéticos, se han realizado estudios con gemelos adoptados que han sido conclusivos en la existencia de factores genéticos predisponentes (Prescott & Kendler, 1995).
Durante los últimos 25 años los científicos han realizado avances grandiosos que nos ayudan a entender mejor la etiolgía y dinámica de la adicción. Se han idetificado los receptores primarios de casi la mayoría de las drogas de abuso (NIDA, 1994, 1996; Kilty, Lorang & Amara, 1991; Matsuda, Lolait et al., 1990; Chen, Mestek et al., 1993). Han descubierto su localización en el cerebro y los neurotransmisores asociados a estos receptores (Koob, 1992; Self, Institute of Medicine, 1996); demostraron la activación de esas áreas durante la adicción, el síndrome de abstinencia y los deseos por drogas (Grant, London et al., 1996; Volkow, Ding et al., 1996); identificaron y separaron los mecanismos productores de la conducta de búsqueda y la dependencia física de drogas (Wise & Bozarth, 1985; Maldonado, Saiardi et al., 1997); desarrollaron modelos animales de autoadministración de drogas (koob, 1995); y mas importente que todo, demostraron la importancia del sistema mesolímbico de dopamina, en la disfunción adictiva producida por la drogas de abuso.
De esta manera se va aclarando científicamente el papel de la química cerebral en el desarrollo de la adicción.
Los factores de personalidad juegan un rol en el desarrollo de la adicción, teniendo en cuenta que algunas características de la personalidad, tales como la baja tolerancia a la frustración y la dificultad para lidiar con los sentimientos propios, son factores que facilitan la aparición del desorden adictivo; ningún estudio ha podido ser conclusivo en la existencia de una "personalidad adictiva". Y la experiencia clínica demuestra que existen adictos con diversos tipos de personalidad.
Acerca de los factores familiares, se acepta que la familia adictiva posee por regla general la marca de la adicción en su dinámica, generandose patrones disfuncionales de interacción que van formando al niño de manera que lo predisponen al desarrollo de las adicciones y dificulta la intervención constructiva de la familia una vez instalado el desorden, eliminando la posibilidad de que la familia sea un factor preventivo o contentivo para la aparición de estos desordenes en sus miembros. (13)

La adolescencia, factor de riesgo
La adolescencia es un período en la vida del ser humano donde se producen intensos cambios en el crecimiento y desarrollo, es difícil caracterizarla pues la magnitud de las transformaciones que se producen es muy grande y heterogénea, se debe realizar teniendo en cuenta el contexto, ya que las regularidades del desarrollo de cada generación están marcadas por las condiciones de vida. Es un período donde se hacen necesarios un conjunto de ajustes en el individuo para funcionar con respecto a sí mismo y al medio. A su vez, estos ajustes inciden y se matizan en el medio social en que se desarrolla el adolescente. Los aspectos psicosociales de la adolescencia están influenciados y en dependencia directa con los factores culturales.


La adolescencia se caracteriza por ser una época en que los individuos pasan en ocasiones de manera inexplicable de la alegría a la tristeza con gran facilidad. Los rápidos cambios de los adolescente durante su desarrollo físico, van acompañados de incrementos igualmente impresionantes aunque tal vez menos obvios de su capacidad mental. También se producen cambios a nivel de pensamiento, es el momento donde aparece un pensamiento conceptual teórico, el cual les permite pensar en ideas y no solo en objetos reales. Este tipo de pensamiento le confiere al sujeto la capacidad de reflexionar.
El sistema de comunicación que establece los adolecentes es de vital importancia. La pertenencia al grupo y el lugar que ocupa dentro de este, implica un factor a tener en cuenta durante el proceso de desarrollo psicológico de esta etapa. Estudios realizados plantean que como el adolescente pasa la mayor parte de su tiempo rodeado de sus compañeros (mucho mas tiempo del que pasa junto a sus familiares), su sistema de normas, juicios y valores, en gran medida, están determinados fundamentalmente, por el carácter que poseen dichas relaciones.

Los grupos le proporcionan al adolescente, la posibilidad de tener un espacio donde canalizar sus emociones y sentimientos, un lugar donde es posible la satisfacción de ciertas y determinadas necesidades tales como la de autoafirmación e independencia, así como escapar por un tiempo de la vigilancia y control del adulto.

Es común experimentar con el alcohol y el cigarro durante la adolescencia. Estas sustancias abren las puertas para el consumo de drogas. Desgraciadamente, con frecuencia los adolescentes no ven la relación entre sus acciones de hoy y las consecuencias del mañana. Ellos tienen tendencia a sentirse indestructibles e inmunes ante los problemas que otros experimentan. Algunos adolescentes prueban un poco y la dejan, la mayoría desarrollan una dependencia, usan drogas más peligrosas y se causan daños significativos.

Los efectos agradables de las drogas, en contraposición a sus peligros son los que llaman la atención del adolescente. Hay adolescentes que son curiosos, exploradores, por lo que las drogas significan emoción y riesgo. Los que son inconformes pueden servirse de ellas para demostrar su independencia, su rechazo a los estándares adultos, su frustración y enojo, o para protestar contra los dilemas morales, políticos o económicos de la sociedad. Son muchos los adolescentes que parecen sentirse necesitados a seguir la guía de otros que les hablan, verídica o falsamente, de las experiencias gozosas que se tienen con las drogas. Un cuadro de felicidad de alivio de la tensión puede resultar irresistible.
La etapa por la cual el adolescente está transitando, supone la búsqueda de nuevas sensaciones. Al manifestarse en él numerosos cambios a nivel físico e inmerso en una revolución psíquica generadora de incansables conflictos y angustias, no es difícil que se convierta en presa fácil para sucumbir a los asechos sociales, que imponen soluciones fáciles para sortear este período de crisis. Es aquí, precisamente donde la droga desempeña su rol, desplegándose las condiciones necesarias para la dicción.


Los adolescentes pueden consumir drogas por múltiple razones entre las que se reportan: causas médicas, predisposición genética para enfrentar el stress, mitigar la tención, buscar un camino fácil y rápido, sentirse bien, ganar la aceptación entre para e iguales, ayudar a modificar sus sentimientos displacenteros, reducir trastornos emocionales, aliviar la depresión, escapar de la realidad, evitar el aburrimiento, sentirse desinhibidos, o con la premisa de sentir un estímulo sexual sin saber que están errados, pues si la liberación subcortical pasajera lleva al individuo a mostrarse particularmente impúdico y libertino por un aumento indiscriminado de su erotismo, su auténtica libido se deprime por bloqueo de la respuesta hasta reducirla a la perdida de la erección en el hombre y la lubricación en la mujer.
El consumo de estupefacientes está además asociado a una gran variedad de consecuencias negativas que incluyen: fracaso escolar, el mal juicio que puede exponer a los adolescentes a accidentes, violencia, relaciones sexuales no planificadas, embarazo no deseado, por solo citar algunos.
El consumo de drogas de manera masiva en la adolescencia es un fenómeno de la sociedad de hoy, cuyas consecuencias se extienden no solo al que las consume, sino a su familia e incide negativamente en el desarrollo de la sociedad. Esto guarda estrecha relación con los innumerables problemas sociales con los que la drogadicción se encuentra vinculada: enfermedades de todo tipo, criminalidad, prostitución, desintegración familiar, accidentes, solo por mencionar algunos.
Toda la parte del cerebro que es responsable del juicio, raciocinio y control de la conducta se desarrolla hasta los veintitantos años, explica. Como los adolescentes suelen tomar sus decisiones a partir de las emociones y no del juicio y el raciocinio es más probable que abusen de las sustancias. El problema principal es que en esa etapa de desarrollo el cerebro es mucho más vulnerable. La adolescencia es una época en la que se están desarrollando todas las conexiones y exponer el cerebro a las drogas a esa edad tiene consecuencias mucho más dañinas. Los daños que causa la mariguana en el cerebro pueden ser reversibles en las personas que la empiezan a consumir en la edad adulta, pero no hay evidencia de que lo sean cuando el abuso comienza en la adolescencia. Las investigaciones sugieren que en este caso las consecuencias duran mucho más. Al reunir a todas las personas que han estado expuestas una o más veces al uso de sustancias, controlando todas las demás variables, se a encontrado que quienes desarrollan dependencia generalmente comenzaron a usar drogas dos años antes que aquellos que no la desarrollaron. Y aunque el punto de corte son los 17 años, para el caso de la mariguana tenemos el riesgo incrementado hasta los 26 años. Esto significa, que los adolescentes no deben ni beber, ni fumar, ni usar otras drogas y que se debe  trabajar con todas las políticas públicas que  ayuden a proteger a este grupo bulnerble. (14)

Consecuencias conductuales, familiares y sociales
Todas las adicciones pueden tener graves consecuencias para la salud y las relaciones humanas y, por tanto, para el bienestar personal, familiar y social. Este trastorno afecta varios circuitos cerebrales. No solamente el circuito que calcula la recompensa, sino también los relacionados con el aprendizaje, con la memoria, con el control de emociones, con la toma de decisiones; son varios circuitos. Todos interactúan entre sí y muestran una disfunción en el adicto. Asimismo, dependiendo de la sustancia y del tiempo que se haya empleado, los efectos sobre la salud pueden ir de enfermedades cardiovasculares, enfisema o cáncer, al desarrollo de trastornos mentales irreversibles.


Siendo adicto se corre también el riesgo de sufrir o infligir a otras personas algún daño no intencional, o de incurrir en actos de violencia o delitos por influencia de las drogas o de la abstinencia. Las drogas también son un problema social con muchas facetas porque tener un adicto en la familia la modifica, afecta su calidad de vida y tiene un impacto emocional, económico y social. Por esta razón se buscan enfoques de tratamiento que permitan a las personas con adicción abandonar la sustancia, pero al mismo tiempo que modifiquen, desde el aspecto bioquímico y conductual, las causas que provocan y agravan su adicción. Para que un tratamiento sea efectivo debe atacar por todos estos frentes. Por ejemplo, hay que entrenar de nuevo los circuitos neuronales que calculan las recompensas naturales: la de la comida, la de salir con amigos, la del sexo. Todos los aspectos de la recompensa natural que se volvieron disfuncionales en el adicto.
Lo mismo sucede con los circuitos relacionados con la voluntad (memoria, emociones, toma de decisiones). Cada uno de estos aspectos relacionados con las funciones ejecutivas tiene que ser atacado de un modo distinto. Así, algunos pueden recibir tratamiento con fármacos; otros requerirán terapias cognitivo conductuales o intervenciones motivacionales, entre otras terapias de eficacia probada en las personas adictas y que también suelen combinarse con fármacos.
Por tanto, el tratamiento debe definirse según la persona, el tipo de sustancia, el ambiente en que vive y sus recursos, internos y externos. No se intenta resolver únicamente el problema bioquímico, sino considerar al individuo y su contexto: su familia y su lugar de trabajo. En definitiva, se requiere una terapia multidimensional que procure entrenar nuevamente un cerebro que aprendió algo totalmente anormal, pues la adicción, en última instancia, es una enfermedad de aprendizaje.
Como la diabetes, la adicción es crónica e incurable. Así, siempre se pueden sufrir recaídas. Pero la probabilidad de recuperación es similar a la de la diabetes y puede controlarse para mejorar la calidad de vida. En consecuencia, la recaída no debe considerarse como el fracaso del tratamiento; sólo indica que éste tiene que repetirse. Si entendemos que la adicción es una enfermedad y que la recaída forma parte de ella, un tratamiento exitoso no debe medirse sólo por la abstinencia, sino por la disminución de las recaídas, así como de su gravedad y duración. "Esto realmente mejora la condición de salud y los periodos de abstinencia incrementan la esperanza de vida". (15)

La prevención, el mejor enfoque ante las adicciones
La prevención es la meta fundamental y más deseable para todas las enfermedades, pero en el caso de las adicciones representa un reto complejo, por el número y variedad de sustancias, sus efectos en los individuos y el contexto social y legal en que se encuentran.
La prevención es una estrategia prioritaria dentro de las políticas de salud y su propósito es comunicar mensajes y desarrollar acciones que no sólo provean de conocimientos objetivos y adecuados acerca de las drogas y los efectos de su consumo, sino que faciliten el desarrollo de actitudes y conductas que tiendan hacia la salud, generando estilos de vida saludables. Las poblaciones prioritarias para la prevención de adicciones son los niños y jóvenes, que están en mayor riesgo de iniciar el consumo.
Para lograr resultados favorables y modificar las tendencias observadas en los últimos años, la prevención debe ser coherente en los distintos ámbitos, como el familiar y comunitario, el escolar y laboral en un ejercicio dinámico y permanente de participación constante, coordinada y evaluada. Aunque la meta de la prevención es desalentar el inicio en el uso de drogas, también incluye acciones que se dirigen a detectar en forma temprana el uso, abuso y adicción, así como ciertas intervenciones que pretenden disminuir los daños a la salud relacionados con el consumo.
La eficacia de la acción preventiva no sólo depende de la definición de objetivos alcanzables, y de la población a la que se dirige y su realidad sociocultural, sino también de la coherencia, integración y coordinación entre las actividades desarrolladas. De no cumplir con estos requisitos, se desorienta a la población, además de duplicarse y desperdiciarse esfuerzos.
Las adicciones son problemas de salud, y así son consideradas por organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS), las instituciones académicas y las asociaciones de profesionales de la salud de todo el mundo. Como tales, pueden y deben ser prevenidos, desarrollando además todas las acciones que permitan disminuir los daños a la salud que puedan ocasionar las sustancias adictivas. (16)

¿Por qué la adolescencia es un momento crítico para prevenir la drogadicción?
El consumo temprano de drogas aumenta las posibilidades de que una persona desarrolle una adicción. Recuerde, las drogas modifican el cerebro y esto puede llevar a la adicción y causar otros problemas graves. Por lo tanto, la prevención del consumo temprano de drogas o alcohol puede marcar una gran diferencia en la reducción de estos riesgos. Si podemos evitar que los jóvenes experimenten con drogas, podemos prevenir la drogadicción.
El riesgo del abuso de drogas aumenta en gran medida tiempos de transición. Para un adulto, un divorcio o la pérdida de un trabajo pueden llevar al abuso de drogas. Para un adolescente, los periodos de riesgo incluyen mudarse o cambiar de escuela. En la adolescencia temprana, cuando los niños pasan de la primaria a la escuela media, se enfrentan a situaciones sociales y académicas nuevas y desafiantes. A menudo, durante este período, los niños están expuestos a sustancias que se prestan al abuso (como los cigarrillos y el alcohol) por primera vez. Cuando entran a la escuela secundaria, los adolescentes pueden enfrentarse a una mayor disponibilidad de drogas, al consumo de drogas por parte de adolescentes mayores o a actividades sociales donde el consumo es común.
El consumo de sustancias que se prestan al abuso a esta edad puede perturbar la función cerebral en áreas críticas como la motivación, la memoria, el aprendizaje, el juicio y el control del comportamiento. Así, no es de extrañar que los adolescentes que consumen alcohol y otras drogas a menudo tengan problemas familiares y sociales, bajo rendimiento académico, problemas de salud (incluida la salud mental) y problemas con el sistema penal juvenil. (17)



Conclusiones.
Existen muchas situaciones que llevan al Adolescente al consumo de drogas (lícitas o ilícitas) de manera circunstancial o permanente, de forma autodestructiva y compulsiva, pudiendo esta conducta tener como fundamento, la búsqueda de estas sustancias como soporte de su incapacidad para hablar de dichos conflictos.
Otro ejemplo son la famosa moda; si mis amigos la usan, ¿porque yo no? O simplemente te dicen que no perteneces a su estilo de vida o que no eres de su bolita de amigos solo por no ingerir algún tipo de droga. Sabes que, los que no pertenecen a este mundo son ellos, ya que están echando su vida a la borda solo para estar a la moda.
Y la ultima y no por eso la menos importante, la maldita curiosidad, ¡porque existe esa palabra en este mundo! Seamos sinceros la mayoría y si no es que todos hemos sentido curiosidad por saber que se siente ingerir algún tipo de droga o ¿a qué sabe?
¡Soy drogadicto! ¡¿Alguien puede ayudarme?! Hoy con nuestra bendita tecnología se pueden hacer unos estudios para saber que tan dañado esta tu organismo para dar un veredicto de si eres curable o no, ya que existen muchos métodos como, parches y enjuagues para dejar de fumar, entre otros. Sin dejar atrás las instituciones que te ayudan a ver lo que eres y lo que dejas por una simple droga.
La lucha por las drogas es muy antigua, la mayoría de los drogadictos roba, secuestra, asesina y muchas cosas más por el simple hecho de conseguir el dinero para la misma. Esta necesidad los ha hecho ensuciarse las manos para sentirse en un estado de bienestar´, y ¿De qué sirve ese llamado bienestar cuando estas atentando contra tu forma de vida y tu vida? La respuesta es muy sencilla, no sirve de nada porque las consecuencias saldrán después y si te va bien podrás recuperarte y si no, puedes llegar hasta la muerte.

¿Por qué he elegido este tema?
Este tema me intereso por que es muy aplico, sabia que podía obtener demasiada información sobre el problema de adicciones, a parte es un tema de problemática mundial por el incremento en los índices de personas que consumen alguna sustancia ilícita y aparte que las adicciones ya se considerados problema sanitario y es por ello mi interés del tema. 

¿Punto de partida para trabajar el tema?
De inicio me base en la lectura que se nos proporciono “EL CEREBRO ADICTO” de Verónica Guerrero Mothelet.  posteriormente busque información con base a los subtemas de la lectura principal hasta que estructure por completo mi trabajo.


Referencias

Alvarado, S. (s. f.). Adicciones. Recuperado de http://adicciones.org/enfermedad/causas.html (13)
Alvarado, S. (s. f.). Adicciones. Recuperado de http://www.adicciones.org/enfermedad/cerebro.html (2) (9) (11)
Geffner, D. (s. f.). El cerebro organización y función. Recuperado de http://www.svneurologia.org/libro%20ictus%20capitulos/cap2.pdf (3)
Guerrero Mothelet, V. (2015). El cerebro adicto. Recuperado de http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/177/el-cerebro-adicto (1) (6) (10) (12) (15)
Mejías Alcázar. A. & Dieguez Reyes, M. (2011). Adolescencia y drogadiccón. Recuperado de http://www.ilustrados.com/tema/10319/Revision-Bibliografica-Adolescencia-Drogadiccion.html (14)
Respuesta de México ante el consumo de drogas. (s. f.). Recuperado de http://www.salud.gob.mx/unidades/cdi/documentos/CDM2-2.htm (16)